La enérgica protesta del presidente del Uruguay, José Mujica, respecto a los excesos tributarios que Brasil impuso recientemente a la admisión de automotores de fabricación uruguaya a su territorio, en porcentajes que bordean peligrosamente lo tolerado por la Organización Mundial de Comercio (OMC), es un ejemplo indiscutido de la soberbia desmedida que con absoluta impunidad los Gobiernos de los socios más grandes desbordan y pisotean el ideario de una integración justa y solidaria.
Es el momento de exigir un “nuevo orden” en el Mercosur, de “replantear las cosas”, como lo afirma Mujica, de modificar este Bloque rígido constituido por una “hiperinflación” de normas y órganos que nadie cumple y respeta. Que solo sirve a los designios de Argentina y Brasil empeñados en mantener ésta situación, porque decididamente les conviene un Mercosur cosmético, burocrático y anodino que solo protege en gran medida los intereses de los socios mayoritarios.
El Paraguay debe sumar una voz firme, decidida y sonora a la protesta uruguaya, para reclamar sin ambigüedades, un Mercosur flexible que permita un recorrido diferenciando a países como los nuestros que crecen a distintas velocidades que los más grandes y que requieren una apertura mayor y un acceso directo a otros mercados, sin que ello signifique la derogación del proceso integrador, sino, una etapa necesaria hasta obtener el equilibrio que nos ubique a todos los Estados Parte en un espacio común digno y equitativo.
Este estado de insuperable percance institucional que padece el Mercosur que groseramente es contrario a los procesos internacionales en materia de integración, nos obliga a reformular y a poner en vigencia un nuevo modelo, ya que el actual, desgastado por las resoluciones unilaterales minimiza los escasos activos conquistados en dos décadas de contradicciones, de marchas y retrocesos.
Desde éstas Bancas paraguayas exigimos al Poder Ejecutivo que de una buena vez observe un comportamiento patriótico firme a la altura de los grandes estadistas que el Paraguay requiere para defender con dignidad los legítimos intereses nacionales, sino lo hace, habrá perdido otra oportunidad de escribir una página de gloria y solo redactará la memoria del sometimiento y la obsecuencia a los mandatos extraños de nuestra matriz independiente y soberana.
Setiembre de 2011
Parlamentario ALFONSO GONZALEZ NÚÑEZ
Presidente
Delegación de Paraguay
Parlamento del MERCOSUR